Las calderas de condensación suponen hasta un 20% de ahorro frente a las calderas tradicionales

Las nuevas calderas de condensación ahorran un 20% respecto a las calderas tradicionales de gas, gasóleo o biomasa. Estas calderas aprovechan el calor del vapor de agua contenido en los humos que se generan en la combustión al calentar el agua de los radiadores y de las duchas. Se mantienen en potencias bajas de funcionamiento, evitando el arranque y paro con el que funcionan las calderas tradicionales.

En los hogares, la calefacción supone 46% del consumo total y la producción del agua caliente, un 20%. Así que el ahorro gracias a estas calderas supone un importante pellizco de nuestra factura mensual de luz o gas.

Las calderas de condensación necesitan menos combustible, su etiqueta energética es A frente a la D de las calderas normales, y por tanto, ahorran dinero y energía. Además son más ecológicas y limpias, porque sólo emiten humo de vapor y agua condensada, que se evacua por el desagüe.

Además del ahorro en la factura, las nuevas calderas de condensación cuentan con ayudas institucionales para fomentar la renovación en todos los hogares.

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