Siempre hablamos de realizar un presupuesto, de controlar cuánto dinero nos gastamos y de las múltiples formas que tenemos para llevar a cabo estos controles.
Aún así, los datos de gasto por si solos ofrecen poca información en referencia al alcance de los mismos. Para tener una mayor constancia del peso específico de nuestros gastos, un buen sistema es representarlos porcentualmente.
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Es decir, no es lo mismo decir que me gasto 400 euros en alquiler a decir que me gasto el 45% de mis ingresos en ese alquiler. Como este ejemplo, podemos realizarlo con todos nuestros gastos. Veamos por ejemplo, los siguientes datos (ficticios)
Siempre que hablamos de porcentajes, tenemos que tomar un valor cien o referencia absoluta. Recomiendo usar dos sistemas distintos dado que tienen variantes e interpretaciones distintas.
Porcentaje de gasto sobre el total de gastos. Sumamos todos los gastos y calculamos los porcentajes según la columna 1. La representación gráfica en trata nos queda así.
Porcentajes de gasto sobre el total de ingresos. La diferencia sobrante debe ser el ahorro hipotético. Tomando como base los datos anteriores, tenemos la siguiente representación:
La utilidad de estos sistemas porcentuales radican en la comparación visual de las magnitudes de gasto y ahorro. A simple vista, vemos en qué partidas gastamos más y cuáles son suceptibles de recorte.
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