Todos nosotros nos preocupamos para conseguir los mejores precios en los artículos y en las compras que necesitamos, pero también muchos de nosotros no evaluamos correctamente el gasto que nos genera ese ahorro.
Para que veamos a que me refiero, vamos a ver algunos ejemplos concretos. Me desplazo a otra ciudad para realizar unas compras que no llevo predeterminadas porque van a tener mejores precios.
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Supongamos que esa ciudad está a 50 km. Sólo con el transporte, ya sea público o privado vamos a tener que realizar un desembolso adicional entre 10 y 15 euros por el lado más corto.
Esto implica que tenemos que conseguir sufragar este gasto mediante el ahorro generado. Tendremos que conseguir disminuir la factura total de las compras en más de ese coste para que hayamos realizado una opción realmente económica.
Si voy y compro un traje que vale 15 euros más barato que en mi ciudad, lo que he hecho ha sido perder el tiempo y hacer turismo, no ahorrar dinero.
Aún así, dentro de nuestra ciudad realizamos operaciones que generan más gasto que ahorro. Supongamos que una gasolinera que está a diez km de mi casa tiene la gasolina 2 cts más barata. Si voy a echarle 20 euros al coche, yo ahorro le veo poco vamos. Al igual que si nos movemos 15 minutos andando para comprar una barra de pan 5 céntimos más barata.
No olvidemos que nuestro tiempo también vale dinero, además de los gastos necesarios en los que incurrimos para llevar a cabo una compra. Hay que pensar con la cabez además de pensar con la cartera.
Imagen | Ana Cotta