A consecuencia de la crisis económica, la liquidez de las familias españolas está muy ajustada, y por ello, en muchas ocasiones tiramos de tarjeta de crédito para realizar nuestras compras. Es cierto que muchas veces es la única forma de poder hacerlo, pero también es cierto que es la manera más ‘cara’.
Por ello, siempre que se pueda es mejor realizar la transacción con dinero en efectivo o realizando el pago con nuestra tarjeta de débito, porque así el coste de la compra no se verá incrementado por los intereses que desagradablemente nos sorprenderán a la recepción del recibo mensual de la tarjeta de crédito.
No obstante, si nos vemos obligados a utilizarlas, debemos fijarnos en la Tasa Anual Equivalente (TAE) y en el Tipo de Interés Nominal (TIN) para no llevarnos nigún susto, que en algunos casos superan el 10%. Muchas veces, en distintos establecimientos leemos el típico cartel, ¡lléveselo hoy y pague a plazos! Enmascarando un coste mayor.
En conclusión, si no tiene más remedio que comprar a plazos estudie detenidamente las condiciones del pago para que finalmente no se arrepienta de ello.
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