Imaginemos que estamos cociendo pasta, unas patatas o cualquier otra cocción que sólo se le añada al agua sal, aceite o alguna otras especies. El ejemplo, más claro, la pasta o patatas que se cuecen sólo con sal o mantequilla y aceite.
Muchos de nosotros, colocamos el agua a hervir y en simultáneo añadimos la sal y las patatas por ejemplo. Pues es un error porque para calentar agua salada necesitamos más energía y tarda mucho más tiempo. La explicación la tenemos en las diferencias de calor específico del agua del grifo al agua con sales y las diferencias del los puntos de ebullición y fusión.
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El agua pura, es la que congela a 0ºC y hierve a los 100 ºC. Si ese agua contiene sales, congela por debajo de los cero grados, tal y como ya comentamos en este post y también rompe a hervir por encima de los 100 ºC. Pero fuera de este aumento en el rango de temperaturas, para calentar un gramo de agua pura se necesita una caloría pero para calentar un gramo de agua salada se necesitan 1,34 calorías.
Es obvio que si yo cojo agua del grifo a temperatura ambiente, le añado sal y la coloco al fuego, necesitaré más energía que si no le añado sal. La cuantificación exacta de esta energía en exceso habría que medirla experimentalmente tanto con cada agua potable, como con el agua condimentada, pero se puede estimar que se ahorra entre un 5% a un10% de energía suministrada al agua salada en el proceso de calentamiento.
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