Con el frío que está comenzado a caer, y para muestra la foto que le he sacado esta misma mañana a un coche de mi calle, más de un conductor se ve condenado a rascar hielo del parabrisas antes de emprender la marcha. Los hay que son más sofisticados y recurren a procesos refinados, de modo que arrojan un buen chorro de alcohol sobre el cristal. Otros, más cutres, se dedican a vaciar botellas y botellas de agua sobre el parabrisas, confiando en que la capa de hielo sea lo suficientemente delgada como para que se deshaga fácilmente. Y luego los hay que se gastan unos 10 euros en la compra de un producto específico para deshacer el hielo.
Pues ni lo uno, ni lo otro ni mucho menos el derroche de agua, que va cara. Hoy traemos la solución más efectiva, sostenible y creativa: el sistema antihielo para el coche gratuito por cortesía del quiosquero de la esquina.
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Para obtener este sistema necesitamos:
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Un quiosco, a poder ser que esté abierto.
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Un quiosquero, si puede ser que sea tan amable como el que salía en Barrio Sésamo.
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Un par de manos.
Modo de preparación:
Se va uno para el quiosco, entra, saluda al quiosquero y le pide, por favor, que le guarde un par de cartones de los que las editoriales usan para presentar sus coleccionables. El quiosquero no pondrá reparos, puesto que esos cartones le suponen un engorro, y a nosotros nos vendrá muy bien para construir nuestro sistema antihielo.
Las editoriales hacen sus megalanzamientos salvajes de coleccionables en septiembre y en enero, que son los momentos clave para que la gente haga propuestas de enmienda y renovaciones vitales varias. Sin embargo, es posible encontrar este tipo de cartones durante todo el año en cualquier quiosco. Si no podemos conseguirlos, siempre nos queda el recurso de abrir en canal una caja enorme de lo que sea, pero el cartón acanalado con que normalmente se fabrican estos embalajes nos durará mucho menos tiempo que el cartón plastificado ya que se humedece con facilidad.
Una vez en casa, antes de irnos a dormir, colocamos uno o los dos cartones (dependiendo del tamaño del cartón y del cristal) sobre el parabrisas del coche sujetándolos con los limpiaparabrisas con cuidado de no estropear las escobillas. Al día siguiente retiramos el cartón o los cartones antes de emprender la marcha y tan contentos. No habrá hielo sobre el cristal.
Y si nos sobra un cartón, podemos guardarlo por si alguien se enamora de nuestro sistema y decide robárnoslo, o bien podemos regalárselo a alguien que veamos rascando el hielo como un loco mientras se pela de frío a primera hora de la mañana.
Nota 1: Alrededor del cartón podrían formarse cercos de hielo, que pueden ser eliminados fácilmente con un simple rascado suave.
Nota 2: Está prohibido por ley iniciar la marcha sin las necesarias buenas condiciones de visibilidad. Y además de estar prohibido, es una locura.
Nota 3: Una vez acabado el frío, podemos enviar a reciclar los cartones empleados y para la próxima temporada estrenamos modelito.
Foto | Archivo, Flickr (simplifica)