Cuando procedemos a realizar un contrato con una operadora de móvil, si esta nos proporciona el terminal, nuestro móvil está restringido para su uso con el operador que hemos contratado la línea. Esta adquisicón de móvil está subvencionada por parte de la empresa a cambio de una determinada permanencia con el contrato activo.
Una vez que ha transcurrido el periodo de permanencia, la propia compañía está en la obligación de facilitarnos los códigos de desbloqueo de nuestro terminal, y este punto es imprescindible que lo hagamos si queremos cambiarnos de compañía sin tener que cambiar de móvil.
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No obstante, algunas compañías que se nieguen o nos hagan un calvario para conseguir este objetivo, podemos recurrir a la búsqueda del método por internet o localizar alguna tienda que lleve a cabo este extremo. Las ventajas son múltiples como por ejemplo:
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Si me cambio de compañia y tengo un terminal libre, no tengo por qué firmar ningún tipo de contrato de permanencia con la nueva operadora si quiero adquirir un teléfono “barato”.
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No tenemos la obligación de adquirir un móvil, para llevar a cabo nuestro cambio de operador.
La época dorada de telefónos gratuitos de última generación pasó a mejor época, con lo cual cambiar de teléfono conlleva tener un desembolso de dinero en función de nuestras preferencias. Si disponemos de un teléfono que funcione, es una soberana tontería gastarse un dineral en otro teléfono.
Claro está, depende del uso y prestaciones que queremos que tenga nuestro móvil, puesto que en estos aspectos, priman mucho otro tipo de factores. Pero por desgracia, los móviles también tienen fecha de caducidad, y los últimos modelos que hay en el mercado comienzan a dar problemas a los doce meses y ser prácticamente inutilizables a los 18 meses, con lo cual cambiar de móvil en multitud de ocasiones no es una preferencia sino una necesidad.
Imagen | Manu Contreras en Flickr
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