Seguro que el agua es uno de los elementos indispensables de nuestra cesta de la compra pero… ¿nos hemos parado a pensar todo lo que nos cuesta y si podríamos reducir o incluso renunciar a este gasto de alguna manera? Haciendo un cálculo aproximado, si un litro y medio de agua nos cuesta 40 céntimos y más o menos es eso lo que bebemos al día, en un mes se convierten en 12 euros por persona.
En una casa en la que viven cuatro personas viene dando unas cuentas de unos 50 euros al mes más o menos y eso, pues es bastante. ¿Os habíais parado a analizarlo alguna vez? Y más teniendo en cuenta que la mayoría de las personas compramos agua embotellada porque creemos que es mejor que la del grifo, pero eso no siempre es así. En realidad, no está demostrado que lo sea.
Muchas veces el agua que nos venden en los supermecados no es más que agua del grifo de nuestra cocina, a la que retiran el cloro añadido y además de su coste añadido, acarrea problemas medioambientales fundamentalmente por su envase. Hay que reciclar siempre y a veces se nos olvida.
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Vamos a analizar las opciones que tenemos. En España disponemos de buenísimos manantiales de agua potable que nos podemos llevar a casa y seguro que no nos quedan tan a desmano como creemos. El truco está en ir una vez por semana a la fuente más cercana y llevarnos un par de garrafas de 5 litros bien llenas, que de seguro nos van a ahorrar unos eurillos.
La otra opción y la que hoy vamos a recomendaros en nuestro blog son las jarras con filtros purificadores, que reducen la presencia de cloro, los depósitos calcáreos o la dureza de carbonatos, aluminio, metales pesados como el plomo y el cobre, y determinados pesticidas, así como impurezas orgánicas. Con estas jarras podemos beber el agua del grifo con total tranquilidad y sin preocuparnos ya de tener que comprarla.
¿Los precios? La jarra suele rondar los 15 euros y los flitros (que nos duran aproximadamente 15 días cada uno y vienen en paquetes de dos) los 12 euros, que en total suman 27 euros el primer mes y 12 los siguientes a partir de ahí. Teniendo en cuenta que el consumo es ilimitado (hasta cierto punto claro, nos entendemos) y que pagamos una cuota fija por el agua de una u otra forma. ¿Es o no es rentable? Tanto como para pensárselo.
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