¿Qué 'talla' de coche necesitas?

¿Qué 'talla' de coche necesitas?
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Pues sí. Los coches también entienden de tallas. Afortunadamente, no todas las personas somos iguales y tampoco los coches lo son. Unos somos más bajitos que otros, y por lo tanto a nadie se le ocurriría meter a Pau Gasol en un Aygo ni a Ángel Martín a los mandos de un Hummer.

Pero no es esa la única forma en que entendemos el tallaje de los coches. Antes de gastarse un dineral en lo que cuesta un vehículo, conviene pararse a pensar un poco en el uso que le vamos a dar. ¿Un utilitario, un descapotable, un deportivo, un familiar, un monovolumen, un SUV? ¿Qué necesitamos realmente para movernos de aquí a allá? ¿Cuál es la talla que nos conviene?

De cara a ahorrarnos un dinero, no podemos considerar sólo el precio que nos cuesta la adquisición del vehículo, sino que de cómo elijamos el coche de nuestros sueños dependerá que acabemos el año habiendo quemado muchos billetes o bien nos hayamos ahorrado un buen pico.

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Si nuestro recorrido habitual va a ser de casa al trabajo y del trabajo a casa, quizá nos baste con un utilitario en vez de recurrir a un todoterreno, siempre que no trabajemos en la punta de una montaña, claro. La razón es clara: no tiene demasiado sentido gastar litros y litros de carburante en mover un todoterreno que ocupa un volumen de unos 15m3 cuando a la práctica nos basta con un cochecito que sólo ocupa 8m3. En una comparativa como esta, la diferencia entre consumos es de 4,5 litros de combustible por cada 100 kilómetros recorridos. Si al final lo único que necesitamos es ir de aquí a allá, ¿para qué nos vamos a gastar más de la cuenta en la gasolinera?

Otro ejemplo clásico es el de la renovación del coche cuando agrandamos nuestra familia. Llega el bebé y automáticamente consideramos necesario comprar un monovolumen de maletero enorme y asientos adicionales instalados hasta en la rueda de repuesto. ¿Realmente vamos a necesitar cada día todo ese espacio? ¿Acaso utilizaremos todas esas prestaciones de forma regular? Y si no es así, ¿nos compensará el hecho de tener ciertas ventajas si en cada recorrido tenemos que pagar el carburante necesario para arrastrarlas?

El mantenimiento de un coche grande también es más caro, y las reparaciones tienden a ser más costosas por la mayor cantidad de elementos que contiene un vehículo de altas prestaciones. Lo mismo sucede con el seguro del vehículo y con los impuestos que gravan tanto su adquisición como el uso que hacemos de las vías. Aquí no vale el dicho popular: “Caballo grande, ande o no ande”. Cuando el caballo es grande, está obligado a andar para compensar lo que nos cuesta mantenerlo en pie. Y si no compensa, se convierte en un gasto superfluo.

Foto | Flickr (Klaus Nahr)

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