'Truñing', o cómo dejarse el presupuesto en accesorios inútiles para el coche

'Truñing', o cómo dejarse el presupuesto en accesorios inútiles para el coche
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Cuando hablamos de tuning, nos referimos a esa curiosa fiebre por la personalización extrema de los vehículos que nació prácticamente con el automóvil, cuando los propietarios encargaban exclusivos remates para cubrir los tapones de los radiadores de sus coches. Hoy en día los fanáticos del tuning se gastan verdaderas fortunas en equipar sus coches y transformarlos en carrozas que parecen salidas del cuento de la Cenicienta. Es una afición cara, pero una afición al fin y al cabo, por lo que intentar hablar de ahorro con aficionados al tuning es como hablar de los regalos del Happy Meal con un vegetariano.

Sin embargo, existe otra raza de conductores que se dedica a instalar todo tipo de accesorios cutres e inútiles en el seno de su coche. Son los aficionados al truñing, ese modelo de personalización según el cual un coche no es coche si no lleva, como mínimo, algo que cuelgue del retrovisor, una colección de peluches y cojines en la bandeja trasera y todo tipo de memeces repartidas por el resto del habitáculo. Y eso sí que es un gasto que se puede controlar; si a uno le apetece, claro.

Veamos cuánto nos gastamos en truñear un pobre coche cualquiera.

¡Cuidado!, publicamos esta oferta hace más de dos semanas, y el precio puede haber cambiado. Para no perderte ninguna oferta, suscríbete a nuestro Telegram, Twitter o síguenos en Facebook con Compradicción (con todas las ofertas) y Compradicción Lifestyle (solo con las ofertas de Moda, Belleza, Deco, Deportes y Bebés) y las recibirás en cuanto las descubramos.

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Ambientador

Ambientador

Aquí encontramos de todo. Desde la socorrida plantilla absorbente en forma de pino que llevaban los taxistas de cuando Paco Martínez Soria viajaba a la ciudad hasta el supermegaguachi ambientador que se cuelga en la salida del aire. Los primeros son un ejemplo del mejor estilo cañí y además de tanto moverse arriba y abajo nos pueden acabar mareando. Dependiendo del modelo, cuestan desde 1,50 euros hasta 15 euros.

Los otros, tipo ambi-pur para entendernos, son muy curiosos. Funcionan muy bien cuando los atraviesa el aire caliente, pero no tan bien si a través de ellos pasa el aire frío, por lo que en pleno verano, cuando los efluvios corporales hacen necesario que se intensifique la acción de estos artefactos es cuando peor funcionan, y a ver quién es el guapo que enciende la calefacción en pleno mes de agosto… Podemos encontrarlos por algo más de 3 euros y luego ir comprando recambios a medida que el líquido que contienen se va evaporando.

Luego están también los que van en una lata que parece de olivas. Mientras no se secan, van haciendo su función. El problema es que dentro de un habitáculo que se ve sometido a continuos cambios de temperatura lo difícil es conseguir que la sustancia que contienen permanezca en un estado aceptable. Pueden costar hasta 22 euros.

La solución que propongo:
Un ambientador de lavabo. Olor a lavanda que dura más de tres meses por 0,58 euros. Y para amantes de la naturaleza, nada mejor que unos pétalos de rosa seca, una corteza de limón o unas hojas de menta. Duran poco, pero realizan bien su función y te pueden salir por la patilla.

Bola de espejos o pareja de dados

Dados

¿Aportan algo a nuestra conducción? Quiero decir, aparte de quitarnos visibilidad y distraernos de lo que hacemos mientras conducimos. Pues las bolas vienen a costar 3,60 euros y los dados los encontramos a varios precios, desde unos seis euros hasta los 21 que se pagan por unos que incluso llevan luz incorporada (¿?).

La solución que propongo:
Encerrar bajo siete llaves al precursor de este tipo de artilugios. En serio: prescindir de cachivaches inútiles. Precio: 0 euros.

Fundas cubreasientos

Fundas

Es la solución guarra al problema de la suciedad y el desgaste de la tapicería original del vehículo. Como barrer y esconder la mugre bajo la alfombra, vamos. Pueden llegar a costar hasta 55 euros. Y no sólo son una apuesta cara, sino que además pueden ser peligrosas.

La solución que propongo:
Un buen chorro de espuma seca Hurra y una esponja, que toda la vida se había utilizado y los asientos quedan niquelaos.

Peluches varios

Peluches

Los hay de dos tipos básicamente. En primer lugar tenemos los que hacen compañía al conductor al estilo de una familia ocasional que le siguen a todas partes. Este tipo de accesorio resulta imprescindible para esas personas que necesitan estar continuamente rodeadas de personajes que se pasan el día diciéndoles cuánto las quieren y recordándoles lo guays que son.

Luego están los peluches que piden al resto de conductores el respeto por la distancia de seguridad. A los conductores que optan por este recurso, un mensaje: No tienen remedio, déjalos estar. Aunque les pongas un muñeco del mismísimo Chuck Norris atado al portón trasero del coche con una ametralladora en la mano, no sirve de nada. El que no deja una cierta distancia de seguridad no la va a dejar de repente porque se lo ordene un estúpido teddy-bear con un cartelito que, además, no se lee desde lejos.

La solución que propongo:
Lo mejor es guardarse en el bolsillo esos 10 euros que cuesta el bichejo y ahorrarlos para llamar al de la grúa cuando nos den el golpe. Y si en vez de obsesionarnos con el que nos sigue nos dedicamos a soltar el acelerador para ir perdiendo velocidad de forma suave, mejor que mejor.

Pegatinas varias

Pegatina Osborne

Aquí tenemos de todo: desde el toro de Osborne que ponemos sin que Osborne nos invite ni a un miserable chupito hasta el burro que en los últimos años decora los coches de muchos catalanes. Está el que cuando va a un sitio turístico arrasa en las tiendas de souvenirs y está el que pega en su coche hasta los cromos del bollycao. Los precios son variados, pero pueden ir desde los céntimos implícitos del cromo que viene con la merienda hasta los seis y siete euros que cuestan algunas pegatinas con irisaciones de lo más… ¿bonito?

La solución que propongo
Un poco más de autoestima, que sale más barato y más a cuenta.

Total, que si nos ponemos a ahorrar en accesorios que no nos dan nada útil a cambio quizá no acabaremos siendo millonarios, pero podremos ir haciendo hucha y, quién sabe, quizá con el tiempo podremos hacernos con un coche que no necesite tanto abalorio para que nos guste al natural, tal y como es. En realidad, la mayor parte de estos cachivaches no suelen ser más que compras por impulso, así que en nuestras manos está evitarlas.

Precios vía | Twenga

Foto | Flickr (Lee Jones, Dandy Guarjol, St0rmz, Sparkwash, Sergis blog, Tnarik)

En Ahorro Diario | Evitar las compras por impulso

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