¿Te has parado alguna vez a pensar si el recipiente que eliges para cocinar influye en tus facturas a final de mes? Seguro que no. Parece algo tan nimio que a nadie se le ocurriría pensar que puede significar una reducción de hasta el 75% de la energía que se gasta en cocinar, ya sea una placa inductora o una cocina de gas.
He ahí cunado entra la olla a presión. Un instrumento de cocina que nos permite cocinar de 3 a 4 veces más rápido que con una olla normal, y con un mínimo de agua. Lo que supone que si para hacer unos garbanzos tenemos que estar en una olla normal 40 minutos, con una olla presión podemos hacerlos en 10, con el consiguiente ahorro de energía.
En el vídeo de Consumer que encabeza el post podéis ver que además existen otras ventajas de la olla, como que necesita menos agua o conserva mejor los nutrientes de los ingredientes que cocinamos.
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Al elegir el sartén o el cazo para cocinar o freir una pieza ahorraremos energía de dos formas:
- escogiendo un sartén o cazo que se ajuste lo máximo posible al diámetro del quemador o placa, de manera que aprovecharemos toda la superficie y se distribuirá uniformemente el calor
- escogiendo un sartén o cazo que se ajuste también a la pieza que queremos cocinar, de manera que el calor vaya a parar a ella y no se distribuya por el resto del cazo.
Además también podemos ahorrar energía si mantenemos el recipiente tapado, con lo que se conservará mejor el calor en el interior.
Vídeo vía | Consumer Eroski
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