Comer fuera de casa no es siempre un placer. Unas veces no nos queda más remedio que hacerlo porque no disponemos de tiempo material para ir a casa o ponernos a cocinar y con todo esto de la crisis, el bolsillo se resiente. Podemos controlarlo para que no se nos escape de las manos.
Por una parte está la posibilidad de comer ‘de bocadillo’, pero no es la alternativa más recomendable para nuestra salud, por lo tanto deberíamos limitarla a uno o dos días por semana. Como mejor opción para los que comen fuera de casa todos los días están las ofertas del ‘menú del día’, que por supuesto, también han subido. Si antes pagábamos una media de 6/7 euros, ahora son muchos los que alcanzan los 9.
Por ello y aunque tengamos que cambiar de lugar habitual, deberíamos revisar todas las ofertas que nos ofrecen los restaurantes o cafeterías cercanos al trabajo y si podemos ahorrarnos unos eurillos, mejor que mejor.
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Otra cosa es pegarle un cambio al paladar. La comida china o la comida vegetariana suele ser bastante más barata. Por ejemplo, en un restaurante chino podemos comernos tres platos abundantes más postre, bebida y café por 6/7 euros. No es que su pasta esté igual de buena que la pasta que nos podemos llevar a la boca en un italiano, pero está bastante bien.
Otra altenativa es llevarnos el ‘tupper’ de casa para no tener que comer todos los días de restaurante. Pero esto no siempre es posible si salimos con mucha prisa por la mañana o nos ha dado pereza preparar algo por la noche y por lo tanto tenemos que tener la cabeza fría a la hora de decidir cómo y dónde comer. Y más en enero y con los gastos navideños pasando factura.
Como opciones más económicas tenemos las pizzerías, hamburgueserías, bocaterías, restaurantes chinos o taperías. Pero no siempre vamos a poder elegir nosotros. Si acabamos en un restaurante un poco más ‘distinguido’ por el motivo que sea ya sabemos que lo vamos a notar en el bolsillo, pero hay una serie de consejos para que la cosa sea lo menos grave posible:
1. Revisar el buzón antes de salir a casa. Hasta los restaurantes más elegantes y costosos mandan cupones de descuento, aunque algunos tienen límite horario.
2. Buscar las ofertas diarias. Muchas veces no son muy obvias y no están incluidas en el menú.
3. Los restaurantes nuevos suelen tener buenas ofertas para atraer al nuevo cliente. También podemos comparar precios por internet, para no llevarnos sorpresas al abrir la carta.
4. Si estamos con nuestros hijos, muchas veces hay ofertas especiales para los niños y sale rentable.
5. Hay raciones muy grandes que pueden servir para compartir entre dos, siempre acaba sobrando.
6. Un día postre, otro día café. No debería ser una costumbre pedir siempre las dos cosas si no nos estamos acogiendo al ‘menú del día’.
¿Listos para disfrutar de uno de los placeres de la vida?
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