Los suelos cerámicos de cocinas, baños y azulejos se deterioran bastante con el paso del tiempo. Sobre todo, las juntas de las baldosas se oscurecen y dan una imagen bastante mala y sucia de la estancia aún estando limpia.
Los productos específicos para tratar estas juntas cerámicas tienen un precio desorbitado, dondan los 4-5 euros botes de 100 ml., Tenemos varias soluciones caseras muy simples para llevar a cabo su limpieza o reparación.
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Si estas juntas sólo presentan suciedad y están ennegrecidas, basta con pasar la fregona o un paño por las juntas utilizando agua fuerte (o ácido clorhídrico diluido que es lo mismo) sin ningún tipo de detergente. El resultado es inmejorable.
No obstante, si se ha perdido la lechada y se nota el hueco en la junta, en lugar de utilizar cualquier reparador de juntas o similares, es mejor que realicemos el mismo procedimiento que se hace para imprimar esas juntas.
Compramos cuatro o cinco kilos de cemento blanco en cualquier tienda de materiales de construcción o gran superficie que disponga de este producto.
Disolvemos en unos tres litros de agua el cemento blanco removiendo a la vez hasta que quede una disolución pastosa, pero lo suficientemente líquida para poder obtenerla. La cantidad de agua es orientativa.
Dejamos reposar un poco hasta que tenga una textura semilíquida. Antes de extender la disolución por el suelo, fregamos perfectamente el suelo o la pared.
Extendemos la disolución con una brocha por todas las juntas. Si queremos darle color, basta con que añadamos tinte para ropa, del mismo color que sean los azulejos o baldosas.
Esperamos unos quince – veinte minutos hasta que se haya secado la disolución. Se forma una ligera capa de cemento blanco por todas las zonas que hemos impregnado.
Para retirar los restos de cemento, utilizamos estropajo de fibra grande o una espátula. Sale con mucha facilidad y los resultados son iguales al primer día. Después de estos tratamientos, vuestro cuarto de baño o cocina quedará como nueva por muy poco dinero.