A la hora de irnos de vacaciones cometemos el error de hacerlo con el pensamiento de que todo vale, y no hay que privarse de nada. Mal. De acuerdo en que necesitamos un descanso y hay que darse algún que otro capricho pero... ¿te has parado a pensar lo que cuestan algunos de ellos? ¿Te has parado a pensar que con lo que te ahorres igual puedes hacer otra escapada en invierno?
Malos hábitos como el tabaco, el alcohol, los juegos de azar o las loterías, el comer o cenar fuera de casa... se multiplican en vacaciones de verano, y multiplicamos el gasto hasta limites insospechados. No estamos en casa, nos apetece salir por ahí, quedar con gente, probar cosas nuevas, no tener que cocinar ni recoger. Incluso si estamos alojados en hoteles con régimen de comidas acabamos por gastarnos algo fuera de ellos en caprichos innecesarios. ¿Sí o no?
¿Y todo eso por qué? Nos dejamos llevar por la excusa de "el estar de vacaciones" y con ello ya parece que lo justificamos todo. No estoy aquí para echarle la regañina ni el discurso fácil a nadie porque yo misma cometo esos mismos errores, pero sí estoy para analizarlos y para conseguir que si te pillo todavía a punto de empezar las vacaciones: pienses. En vez de un helado cada día en el chiringuito de la playa, me voy a tomar uno a la semana, y el resto los compro en el supermercado. En vez de cenar fuera cada noche, lo haré un par de veces. El resto se cocina en el apartamento. ¿Qué tal un calendario? Puede que te parezca demasiado estricto pero... seguro que lo agradecerás.
Imagen | tnarik
En Ahorro diario | La deliciosa tentación de las rutas de tapas y otros 'vicios' malos para el bolsillo