Enero es un mes en el que, después de pasar Reyes, nuestras tarjetas de crédito se toman un pequeño descanso. Al margen de ello, confieso que soy una verdadera maniática con ellas y me parece que toda precaución es poca. Sin ir más lejos, el otro día me dio tan mala espina un cajero que iba extremadamente lento para tragarla... que me fui a otro pensando que algo le pasaba.
Hay muchos fraudes con tarjetas de crédito y aunque en nuestro país ha disminuido en los últimos años, sigue siendo un problema serio ante el que tenemos que tener los ojos muy abiertos. Los fraudes más comunes son cuatro: la falsificación, que se lleva más del 65 %, principalmente la duplicación de la información de la banda magnética. Por detrás, el uso de una tarjeta perdida o robada, que se lleva más del 20 % de las operaciones. ¡Atentos al salir de fiesta!
Luego está el robo de datos de la tarjeta, menos extendido. Suele ser a través de internet y el robo puede darse bien de manera presencial (a través de transacciones o informaciones y recibos) o en operaciones en espacios fraudulentos en la red, que ya sabemos que no debemos fiarnos de cualquier portal. Por último está el cambio de titulares, menos frecuente, para generar la contratación de productos financieros al nombre del primero. ¿Has sufrido alguno de ellos?
Imagen | rahego Vía | Finalcial Red En Ahorro diario | Alertan de tener especial cuidado con la letra pequeña de las tarjetas de pago aplazado