A veces estamos demasiado empeñados en buscar ofertas de los productos que necesitamos, porque creemos que es la mejor manera de ahorrar, pero quizás nos estamos olvidando de que se pueden hacer unas cuantas cosas antes de comprar cualquier producto. Son reglas básicas a las que nos tenemos que volver a acostumbrar en tiempos de crisis y que dejamos de lado cuando soplan vientos favorables.
Por ejemplo, pedir prestado. Cuando era niño, recuerdo que para muchas tareas que hacían mis padres, pero no de manera habitual, no había herramientas en casa. Al contrario, se pedían en el vecindario o a los conocidos y éstos a su vez nos pedían a nosotros lo que necesitaban. Desde hace un tiempo, las casa parecen haber llevado al extremo el eslogan del “completamente equipado”.
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Tenemos que hacernos una pregunta: ¿cuánto de lo que tenemos en casa y nos costó dinero hemos usado de manera habitual y cuánto compramos sólo porque lo necesitábamos en un determinado momento? Si vemos que son demasiadas cosas y tenemos tendencia a comprarlo todo, a partir de ahora la solución para evitar malgastar ese dinero es plantearnos qué uso le vamos a dar.
¿Necesitamos comprarnos un taladro de más de 30 euros para cuatro agujeros al año como máximo que vamos a hacer en nuestras paredes? ¿No hay nadie que conozcamos que tenga una limpiadora a vapor? ¿No conocemos a algún profesional que nos pueda dejar las herramientas que necesitamos para hacer de “manitas” cuando nos toca?
Pretender tenerlo todo es algo a lo que el mundo nos ha querido acostumbrar, pero tal vez convenga echar el freno.
Foto | Flatrop341 en Flickr
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