Me suelo tomar un mínimo de dos cafés diarios; uno por la mañana y otro por la tarde. Y en ocasiones si puedo, cae alguno más. Antes de comenzar a preocuparme por mi precaria situación económica, absolutamente siempre me los tomaba fuera de casa.
Por no tener, no tenía ni cafetera, vamos, con lo cual la visita al bar de turno por la mañana y luego por la tarde era de obligado cumplimiento. Me considero que no soy persona hasta que no me tomo el primer café por la mañana, con lo que podeis imaginar que es lo primero que hacía y hago todos los días.
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Pero el día que me dí cuenta que me gastaba más de tres euros diarios en cafés en los distintos bares, decidí que para mí, el café en bar se había convertido en un artículo de lujo, el cual podía sustituir perfectamente por un café en casa muchísimo más económico.
Me preparé una buena cafetera automática (50 euros) y ha sido la mejor compra que he realizado con objeto de ahorrar dinero. Mis excusas para no romper con el hábito del café en el bar variopintas: Apelaba a la calidad del café de máquina en los bares, solventada al comprar una cafetera automática de las muchas que se venden para casa, y leer la prensa diaria, imperdonable porque lo hago también por internet.
¿He dejado de tomar café totalmente fuera? No, pero en lugar de ir todos los días dos o tres veces, voy una o dos veces por semana, según la ocasión y donde me encuentre, pero el ahorro mensual se puede calcular en más de 60 euros para los que somos muy cafeteros.
Imagen | xtranoise en Flickr