Pues no sé yo si la crisis se nota o no, pero lo cierto es que 6.000 personas de las 10.000 encuestadas este mismo mes por TNS Global afirman que ahora se miran con un poco más de interés las ofertas, las promociones y los precios bajos. Dicho de otra manera, comenzamos a aprender que hay que apretarse el cinturón.
Ciertamente estamos dejando atrás la época en la que derrochábamos dinero sin reparar en las consecuencias de nuestros actos. Poco a poco, el espíritu quieroynopuedoísta que caracterizó la España de los locos años 90-00 ha dejado paso a un momento de transición en el que la gente comienza a mirar lo que lleva en el bolsillo antes de su paso por caja.
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Todo va ligado. En el momento en que cualquier hijo de vecino era capaz de comprar un pisucho por 60.000 euros y venderlo al cabo del tiempo por más de 400.000 se instauró un sentimiento de euforia por el cual no era necesario mirar la etiqueta a la hora de comprar. Total, el dinero iba barato y todo era posible si en cualquier momento echábamos mano de esa reserva de arcilla cocida que teníamos en forma de escrituras.
Cuando esa ilusión desaparece, volvemos a la realidad. Y la realidad nos dice que el nuestro es un país que no se caracteriza por la creación de riqueza precisamente. Hemos vivido del cuento, es decir de un sector de la construcción sobreinflado y de un sector servicios que en tiempos de crisis es recortable por todas partes.
Sin embargo, la actual es una época de transición. El estudio de TNS Global revela que aunque comenzamos a tomarnos en serio los precios todavía tenemos un regusto de lo que nos caracterizó en el pasado. Todavía elegimos en función de la novedad del producto y del valor de su marca. Dicho de otra forma, tenemos el bolsillo cada vez más vacío, pero seguimos preocupándonos por pijotadas cuestiones más que prescindibles.
Será que todavía no hemos tocado fondo. Será que todavía no hemos comprendido el alcance de la situación.
Fuente | TNS Global
Foto | Flickr (dboy)